Tecnología

¿La inteligencia artificial podría ayudarnos a construir un mundo tecnológico más ético?

La inteligencia artificial y la tecnología podrían empoderar al usuario para avanzar hacia un mundo más éticamente favorable.

La manera en que las personas usan la tecnología puede crear nuevas oportunidades para lograr beneficios éticos de la humanidad.

Los robot no harán daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño. Un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de las que entren en conflicto con el punto anterior. Y un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con lo establecido antes. Estas tres leyes de la robótica fueron formuladas por Isaac Asimov hace ahora ochenta años, mucho antes de que la inteligencia artificial (IA) fuese una realidad. Pero ilustran perfectamente cómo los seres humanos hemos enfrentado los desafíos.

De igual manera, los desafíos éticos de la humanidad, tengan o no que ver con la tecnología, no son realmente un problema tecnológico, sino social. En este sentido, la tecnología en general, y la inteligencia artificial en particular, podría servir para empoderar al usuario y ayudarnos a avanzar hacia un mundo más éticamente deseable. Es decir, podemos repensar la forma en que diseñamos la tecnología y la inteligencia artificial y apoyarnos en ellas para construir una sociedad más valores.

El enfoque que propone Joan Casas-Roma, investigador del grupo Smartlearn, de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), en el manifiesto publicado en abierto Ethical Idealism, Technology and Practice: a Manifesto. Para entender cómo debe llevarse a cabo este cambio de paradigma, es necesario devolvernos un poco al pasado.

Asimov formuló por primera vez sus leyes de la robótica, el mundo era un lugar muy poco tecnológico comparado con la actualidad. Era 1942 y Alan Turing apenas acababa de formalizar los conceptos de algoritmo que serían clave en el desarrollo de la computación moderna décadas más adelante. No había ordenadores ni internet, ni mucho menos inteligencias artificiales ni robots autónomos. Pero Asimov ya anticipaba el miedo a que el ser humano lograse fabricar máquinas tan inteligentes que acabasen por atacar contra sus propios creadores.

Redacción: Like Mágico

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